23 de noviembre de 2010

Príncipe Arlequín

A veces hablas en código.
Otras, en un idioma que no comprendo.
A veces comprendo a medias.
En ocasiones lo entiendo perfecto.
Casi siempre veo una tácita verdad oculta,
oculta sólo por la venda que yo misma he colocado.
Verdad que no es tal,
que es la hija gloriosa de la experiencia y el sentir.
Verdad que se reinventa de un corazón a otro.

A veces extiendes tu mano y me invitas a danzar.
Otras, danzas concentrado en ti y te observo.
A veces me vez bailar perdida en mi, perdida en ti,
y sonríes.
En ocasiones desarmonizamos la danza
y la manipulamos a nuestra manera.
Casi siempre en la arritmia encontramos la armonía.
Y la sincronía nos incita a gozar y seguir danzando.
Una sincronía que es bella en su contradicción,
en su contraste armonioso e inquieto.
En eso especial que logra estrechar nuestras manos.

A veces nos acariciamos suavemente.
Otras, retiras tu mano y te alejas mientras te observo.
A veces regresas silencioso y me estrechas fuertemente.
En ocasiones sonríes lejano y me observas.
Casi siempre yacemos uno junto al otro
(y a veces uno sobre el otro)
Y observamos las estrellas de nuestro cielo.
nos divertimos viendo cómo bailotean.
Reímos y nos sentimos absolutamente cercanos.

Hablas, sientes.
Te escucho, pienso, aprendo.
Siento.
Me vuela la cabeza.
Y la nubes se ven tan esponjosas y de a mentiras
como en mis sueños.
El cielo tiene un nuevo color,
en una realidad más sensible en si misma.
Todo criterio anterior parece de dudosa certeza.
Las reglas se invalidan.
La rebeldía es habitual en nuestro andar.

Estrecho tu mano y me acerco a tu rostro
Me percato de pronto de que ya no llevas máscara alguna.

¿Qué nueva danza aprenderemos hoy
pequeño Príncipe Arlequín?



Davietè
(Can't hate you, dear)

1 de noviembre de 2010

Frío

Tiemblo.
No sé bien por qué.
Si de rabia, si de miedo, si de frío.
Solo sé que no tengo nada.
Que di todo
y me quedé sin nada.

No escucho el latir de mi corazón.
Se ha quedado mudo.
Sólo un débil sollozo
marca su susurro agonizante.
Mientras me consumo en un sopor perpetuo
que salva mi mente.
Que no se deja dominar por la locura.

Escucho mis suspiros cansados en la noche.
Mientras veo disiparse los fantasmas
y quemo memorias que no existen.
Mientras entierro un amor que no es tal.

Agonizo a fuego lento.
Fuego alquímico.
El hueco me deja sin respiración.
Oigo en la lejanía mis cansados y débiles gemidos.
Mi cuerpo está fatigado.
Mi mente duerme.
Mi fuego está ausente.
El vacío se expande en mi interior
y temo consumirme por completo en la nada.

El dolor se manifiesta de tantas maneras,
se alimenta de ilusiones rasgadas,
de un panorama infantil y platónico, casi utópico.
No sé bien qué hago aquí.
No sé bien cómo llegué aquí.
Pero sé que no quiero sentirme así nunca más
con un vacío asfixiante
que me llena de frío
en un contradictorio mar de palabras.
A la vista de un mundo que no ve.
A los ojos de un mundo que no siente.

Tiemblo.
No sé bien por qué.
Si de rabia, por mi inexperiencia.
Si de miedo, por mi soledad más real que nunca.
Si de frío, por el fuego extinto de mi espíritu.
Solo sé que no siento nada.
Que amé tanto.
Y me quedé sin nada.


Para PO.
Marcas a Fuego en mi Piel.

28 de octubre de 2010

The Night We Were Lost



When my family thinks
that I'm safe in my bed
From night until morning
I am stretched at your head
Calling out the air
With tears hot and wild
My grief for the boy
that I love as a child





23 de octubre de 2010

El Último Sueño - Cuento corto

Me miro al espejo y sonrío levemente. Acaricio mi cabello y miro como se apagan mis ojos. La llama inquieta de la vela le da expresividad a mis ojos muertos. Muchas veces me había quedado contemplando mi rostro, mis facciones. Tratando de descubrir el alma escondida tras esa blanca piel. Quieriendo leer mis propios ojos, que son todo un misterio aún para mi. Sin embargo, hay personas que me leen como un libro abierto. ¿Es solamente un juego muy irónico o me estoy escondiendo de mi misma?

Un pétalo que cae en un río caudaloso.
Me aferro a la orilla tratando de alcanzar el pétalo perdido.
Grito de frustración mientras mi impotencia gana terreno.
Escondo la cabeza entre los brazos y lanzo un gemido ahogado.
Una fría lágrima cae y veo el pétalo alejarse.
Blanco y brillante, se pierde en la lejanía.
El caudal no la hunde.
Flota gloriosa sobre la furia de la naturales.

Suspiro y la llama bailotea. La oscuridad circundante es cálida y me recuerda al vientre materno. No soy consciente del mismo, pero la piel recuerda y mi cuerpo se estremece recordando esa sensación única, que nunca en la vida volveré a sentir. Mi mirada se pierde y recuerdo. Una imagen fugaz se presenta. Una sonrisa se furtiva gana terreno en mi rostro. La calidez del exterior se traslado a mi interior y me abrazo a mi misma tratando de retener esa sensación, de cautivar esa calidez, que al final se escapa, que al final me abandona y me sonríe burlona de lejos, como diciéndome: "Me tendrás, pero nunca permanentemente. Te acompañaré pero no quieras dominarme. Yo vendré cuando pueda. O quiera".

Sigo en la orilla.
La noción del tiempo se me ha escapado entre las manos.
¿O simplemente la dejé ir?
Miro distraída al horizonte,
el sol comienza a caer y tiñe el cielo de colores maravilloso.
Las nubes se transforman en lienzos para mis ojos.
Todo podría parecer calmo y perfecto.
Pero arrecia un viento de tormenta.
Miro a todas direcciones, no veo nubarrones.
Me confío y vuelvo a pensar en el pétalo perdido.
Suspiro.

Las horas no pasan. Me levanto para estirar las piernas y paseo por mi habitación. Debería salir, debería dejar ese agujero, tendría que ir a divertirme y borrar de mi mente los recuerdos al menos por un segundo, tratar de eclipsarlos con diversiones esporádicas. Pero salir afuera me asfixia. Observo la luna desde mi ventana. Llegará el momento que vuelva a bañarme con su luz. Parpadeo un momento y me acerco a la vela de nuevo. De pronto me llama la atención la música (que por momentos se convertía en un fondo sin forma en mi pequeño teatro), mis oídos parecen arder, la llama de la vela crece, inunda todo con su luz, siento la calidez en mi piel...

Ha caído la noche.
Me percato de que mis ojos están cerrados.
Quizá estuviera hundida en ese delirante mundo de ensueños.
Siento mi cabello mecerse con el viento
como el vestido de una virgen que pasea un día de tormenta.
Recuerdo una vez más el pétalo y mi desesperación.
La ansiedad renace,
nuevamente me mortifico absurdamente.
Perdida en mi misma, 
de pronto siento una caricia en la espalda.
De mi boca se escapa un suspiro.
Sonrío.

La habitación se transforma y mi corazón se acompasa al ritmo de la música. Apareces ante mi tan claro como la primera vez que te vi. Tan sólido y cálido como la primera vez que te toqué. Tan fuerte como la primera vez que me abrazaste. Apasionado así como la primera vez que me hiciste tuya. Sonríes y me ofreces tu mano. No puedo evitar sentir mi corazón rebosar de alegría. Tu sonrisa es lo más hermoso que me puedes regalar. Olvido la calidez de la oscuridad y me hundo en la luz que se expande. Pero es una luz cándida y discreta, que no eclipsa nuestra vista. Todos los detalles desaparecen y nos perdemos en el otro. Bailamos, la música se hace una con nosotros. Una palabra lo describe todo. Perfecto.

La distracción se transforma en un narcótico absoluto.
El tiempo ya no está,
ahora el espacio se ha perdido también.
El sonido del río llega a mi lejano.
Y siento que me envuelven unos brazos fuertes.
Esa piel cálida hace contacto con la mía
y me estremezco.
De pronto mis labios están prisioneros.
Y en mi delirio,
veo el pétalo blanco.
Brilla de manera hermosa e increíble.
Mi corazón palpita,
me dejo llevar...
Y escucho entonces un trueno.
Mi cuerpo tiembla y caigo en sobre la arena. 
Abro los ojos y solo veo el cielo estrellado,
que pronto es cubierto por nubarrones de tormenta.

Bailamos un rato más, siento cálidas lágrimas recorrer mi mejilla. Me miras complaciente y secas mis lágrimas con un beso. Pero te miro a los ojos y veo un escudo de nuevo. Lejanía, distancia, dolor. De pronto la calidez aumenta y comienzo a sentir que mi piel se quema. Te miro sin entender lo que ocurre. Entonces tu imagen se desvanece y no puedo ocultar mi mueca de confusión. Veo las llamas extenderse por mi habitación, el fuego que traga todo a su paso, la madera crujir y mis sábanas crepitar. Llegó a lanzar un grito ahogado mientras el calor me consume y el fuego me abraza con sus brazos ligeros y potentes. Mis lágrimas se resecan y ya no siento dolor. Abro los ojos, que me duelen, y veo una imagen en medio de la habitación. Un pétalo blanco brilla y se mantiene inerte ante las llamas. Arrastro mi cuerpo hasta ella. Sonrío emocionada cuando la toco, cuando la acaricio. La tomo y la estrecho contra mi pecho. No es el mismo, pero calza a la perfección sobre mi piel.


Ese pedacito de corazón tuyo que me pertenece. El recuerdo de ese trocito de mi corazón que te pertenece.

16 de octubre de 2010

Espejos rotos - Cuento corto



Ella lo sabía. Sin saberlo.

Se colocó su bata aterciopelada, que acariciaba su piel como los dedos tímidos de un amante nuevo. El color escarlata quería revelar su pasión, pero su rostro aniñado era un contradictorio quejido que confundía, despistaba a la presa. Su boca de carnosos labios y atractivo color dibujaba una pequeña sonrisa en su rostro que acentuaba sus rasgos aniñados. Sus grandes ojos marrones brillaban. Brillaban aún con esa tierna inocencia propia de las criaturas. Con esa ingenuidad absurda propia de los tontos.

Sus manos de delicada piel blanca jugaban con su sedoso cabello rizado, largo y brillante. Toda ella era una invitación a la perversión, con sus maneras delicadas pero llenas de seguridad, con su pose seductora y su expresión inocente, al sonreír, al hablar, al moverse. Era la encarnación del deseo de pervertir lo más puro, de llevar hacer conocer el éxtasis a una mente que nunca antes experimentó esa sensación.

Caminó lenta e insinuante hacia la ventana, como una felina en caza. Contempló la noche a través de los pesados cortinajes. Esa noche lejana y engañosa, con ese disco plateado coronando todo. La fresca brisa nocturna se introducía furtiva entre los pliegues de su bata. El escalofrío le recorrió la espalda y lanzó un sonoro suspiro. Al momento en que cerraba los ojos unas manos curiosas se interponían entre su bata y su piel. Fuertes, dedos largos, piel cálida. Recorrían su cuerpo con dulzura, explorándola entera, acercando su propio cuerpo al de ella, haciéndola suspirar, extraviándola en un mar de sensaciones.

La bata cayó al piso, al igual que su voluntad. El contacto se hacía más intenso, las palabras en apasionado susurro llegaban a su oído como una grabación que se repetía una y otra vez. Abrió la boca y un gemido nació de su garganta, mientras su rostro de niña delataba una mueca de placer que la hacían ver como una verdadera mujer. Su blanca piel destacaba con la luz de la luna que se filtraba entre las cortinas, haciéndola brillar con las perladas gotas de sudor que cubrían su cuerpo.

El ritmo, la tensión, el ardor, la pasión. Todos aumentaron a un tiempo. Su mente terminó de perderse y su cuerpo solamente era consciente de ese temblor de placer. Con la intensidad sus piernas perdieron el equilibrio y trató de sostenerse para no caer. Pero sus manos solamente hallaron un espejo y con él se vino abajo completamente. El estrépito sonoro la devolvió a la realidad. Sintió frío y calidez al mismo tiempo. Dureza y suavidad a la vez.  El piso que hacía estremecer su cuerpo. Un líquido rojo que se sentía cálido. Se encontró con su reflejo en los trozos del espejo roto. Se encontró con su mueca de estupor, con su mirada de angustia.

Se encontró con que su soledad era lo único que había estado siempre presente. Que todo había estado siempre en su mente.

13 de octubre de 2010

Verdadera mentira... Mentirosa verdad.

Quiso cantar, cantar
para olvidar
su verdadera vida de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades. 

Epitafio - Octavio Paz.



Una mentira que se escurre en la carne,
se siente como una suave caricia,
como un afecto tierno y sincero que se apasiona al contacto.
Un beso que busca saciarse en la lujuria de un oscuro deseo.
La sed que arde, el ansia que mata de a poco, la agonía que infecta a un alma solitaria.


Una mentira que se traspasa de boca en boca,
de corazón en corazón, de alma en alma.
Una ilusión que mueve cielos, mares y montañas.
Un anhelo que no es más que eso... un ANHELO.
El ansia, la fe, la esperanza.
La ingenuidad, la felicidad, el amor...


Una verdad que palpita letárgicamente en la mente.
Que da puntadas de dolor en el pecho.
Que asa a fuego lento la piel que arde por un deseo insaciable.
Una verdad que envuelve una mentira, que alimenta una ilusión.
Que mata poco a poco a un espíritu solitario.


¿Un problema?
¿Una solución?
¿Demasiado amor?
¿Demasiada ansia?
¿Demasiada soledad...?
¿Demasiada carne, demasiadas palabras lindas?
¿Demasiados espíritus anhelantes de amor?
¿Demasiado febriles por un latir y un "te quiero"?


Tanto amor
puede matar
puede enloquecer
puede sanar
puede resucitar
puede ser lo más bello
puede ser lo más doloroso
puede ser uno solo
puede ser de muchos otros en simultáneo.
Pero nunca puede ser nada.
Nunca puede ser nada...


Pero quiero un segundo que sea solo mío.
Un segundo egoísta que me haga sentir única.
No espinas
No especulaciones
Un segundo auténtico
Que se congele en el infinito universo del amor en mi corazón...

6 de octubre de 2010

Pálidas huellas

PALE TRACES


Cuando... cuándo perdiste la sonrisa?
Desde que vi tu mirada triste por vez primera.
Desde que escuché tu dulce voz.
Desde que te sentí tan cercano en la distancia.
El misterio siempre fue un tácito presente.

Recorres tu sendero tratado de reencontrar los trozos de tu alma.
Melancolía siempre en tu mirada.
Una sonrisa triste.
Te miré y desee verte sonreír de felicidad,
al menos relajado, en paz contigo.
Es mi misión tácita
mientras espero que el largo invierno termine algún día.. o contigo.

Trozos pálidos de un amor que juega a reinventarse entre nosotros.
Mientras sostengo tu cabeza sobre mi pecho.
Mientras suspiras cansado y luchas contigo mismo.
Una caricia que a pesar de la distancia no se pierde,
pero que queda corta en anhelo... que deseamos hacerla real.

Cuándo.. cuándo recuperarás la sonrisa?
Podría yo lograr que la recuperes?
El invierno más frío no puede congelar tu corazón.
En el silencio de la noche oigo la nota perfecta.
Te oigo llamar mi nombre.

Sonríes.
Sonrío.

Let me hold you for a moment

17 de septiembre de 2010

A message on my body

Twentynine Palms (Arms and Sleepers)






I wanted on my body a legion
of your armies.
To spread a canvas on me, to
bury you upon me.

You came without a warning.

A message on my body.
A message on my body.

I saw it on your body.
In pink, in porcelain. Ivory.
The threads, a canvas awning.
I carry you upon me. 

15 de septiembre de 2010

Palabras Mágicas

Anécdotas de una Mentirosa y su Perro (fragmento)

(...)


Me gusta trabajar con Sólo Carol. Me enseña lo que tengo que hacer, pero no se comporta como una sabelotodo. Se comporta como si fuéramos un equipo, como si yo fuera realmente una persona, no una niña. Mamá nunca es así. Siempre es la que manda. Su trabajo consiste en descubrir cada uno de mis errores, y según ella, son millones. Hago mal las cosas incluso antes de hacerlas. Hay una razón por la que no hago las cosas bien, y es que me parezco a mi tía. Y por lo que quiere mi madre a mi tía, parecerme a ella es como decir que parezco una espinilla enorme. Pero está equivocada. Yo no soy fea, es sólo que no encajo en la misma cajita estupenda en la que están ella, Su Alteza Elizabeth y Kate. Soy alta y morena. Tengo los ojos marrones y el pelo grueso, tan grueso que no hay manera de ponerme uno de esos clips y gomas que llevan Kate y Su Alteza Elizabeth. Otra cosa que fastidia a mamá es que tengo un bulto en la nariz. Creo que lo cortaría de raíz si le fuera posible. Su Alteza Elizabeth y Kate tienen ambas unas naricillas pecosas "del tamaño de un capullo de rosa" dice mi padre.


A veces mamá compra vestidos para las cuatro para que vayamos de conjunto. Siempre son con mangas príncipe, faja y estampados de flores. A mí no me gustan. A mí me gustan mis pantalones cortos de franela, o mis pantalones de cuadros marrones, o mi sudadera naranja con todas esas cremalleras.


Cuando era pequeña, mi madre me vestía con la ropa vieja de Su Alteza Elizabeth. Pero ahora que soy más alta que ella ya no puede hacerlo. Eso es genial, porque prefiero beber pipí que llevar la ropa de Su Alteza Elizabeth. Mi padre dice que Su Alteza y yo tenemos un "rivalidad entre hermanas" normal y que como sólo nos llevamos un año de diferencia hay problemas. Pero no es así. Aunque nos lleváramos diez seguiría odiando a Su Alteza Elizabeth. La única manera de llevarnos bien sería que ella hubiera muerto antes de que yo naciera. Y aún así, no querría llevar su ropa.


Elizabeth nunca intenta ser amable pero, a veces, mi supuesta madre sí. Sólo que no lo consigue. Si ve mala hierba en el césped, aunque lleve puesto su mejor vestido negro, no puede evitar abalanzarse sobre ella y arrancarla de cuajo. Y no importa lo que yo haga, siempre seré mala hierba para ella. Toda yo soy un error. Pongo los cubiertos antes que el mantel. Guardo los calcetines en el cajón de los pantalones. Lavo los platos sentada. Como en la bañera. Leo en el suelo. Me escribo notas en la mano y a veces en la pierna. "La gente no hace cosas así", me dice sacudiendo la cabeza, como si fuera la guardiana de la manera correcta de hacer las cosas. 


Es raro estar inundando la jaula del león sin que nadie me diga que lo estoy haciendo mal. Espero oír las palabras mágicas. Tengo la espalda tensa esperando recibirlas, pero los ruidos de Sólo Carol son alentadores.


-¡Eh, bien hecho, Ant! Así muy bien. Creo que ya está, cariño- dice. De repente me entran ganas de llorar.


(...)

10 de septiembre de 2010

Arms and Sleepers - The Architekt



So if you please 
I'll build you a house 
underneath the plantain trees.

And if you please 

I'll build you a boat. 
We can sail the seven seas.

And if you please 

I'll take you out of the atmosphere 
 in a spaceship.

And if you please 

I'll take you out of the atmosphere 
that I built. 
For you.



Alimentaste a mi alma
y la dejaste con ansias de más.
La exclusividad se pierde en su pasividad.
Así los pequeños gritos continuarán,
extraviándose cada vez más en la lejanía.

8 de septiembre de 2010

Charles Bukowski - Freedom



El tomó vino toda la noche, aquel 28,
y seguía pensando en ella;
la manera en que caminaba y hablaba y amaba
la manera en que le dijo cosas que le parecían verdad,
pero no lo eran, y el conocía el color
de cada uno de sus vestidos,
y sus zapatos, el conocía la parada y la curva de cada taco,
tan bien como las piernas a las que le daban forma.

Y ella había salido otra vez cuando el llegó a casa, y
volvería con ese especial hedor, otra vez
y así fue.
Ella llegó como a las tres de la mañana
inmunda como un cerdo comemierda,
y el agarró el cuchillo de carnicero
y ella gritó,
retrocediendo contra la pared de la pensión
todavía bella de algún modo,
a pesar de que el amor se esfumaba.

Ese vestido amarillo,
su favorito,
y ella gritó de nuevo.

Y él agarró el cuchillo
se desabrochó el cinto,
se arrancó la ropa delante de ella,
y se cortó las bolas.

Y las tuvo entre sus manos,
como nueces
y las dejó caer en el inodoro
y tiró la cadena.
y ella seguía gritando,
mientras la habitación se ponía roja
OH DIOS!
QUÉ HAS HECHO?
Y el se sentó ahí,
sosteniendo tres toallas entre las piernas
no importándole ya si ella se iba o se quedaba
si se vestía de amarillo o de verde
ni ninguna otra cosa.

Y mientras con una mano sostenía las toallas,
levantó la otra y se sirvió otro vino.




6 de septiembre de 2010

Brendan Perry - Ark (2010)


Un disco que recuerda mucho al trabajo que Perry hacía para Dead Can Dance. Este nuevo álbum toca temas recurrentes como la identidad, la alienación, la guerra, la corrupción política y la amenaza que los seres humanos como especie implicamos para el medio ambiente. Un sonido cautivante, melancólico y muy reflexivo, sin dudas muy recomendado.


5 de septiembre de 2010

Lienzo



La noche se esconde en una maraña absurda de imágenes.
Tentando a mi mente a perderse en su eternidad.
Mientras las estrellas pierden su brillo tras un manto de nieblas,
paseo confusa entre escenas sin sentido
como una turista en un lienzo surrealista
pero pronto sintiéndose local,
Parte del hogar.
Un hogar despojado de sentido.
Despojado de identidad.
Entreverado entre conceptos rebuscados y media verdades burlonas.
Arrancado de la realidad y llevado a su máxima fantasía.
Es realmente un hogar?
Asfixiante, confuso, molesto, incierto.
Maldita escena perdida en lo ilógico,
mientras este ser diminuto e intrascendente pasea por sus lienzos irreales.
Imaginario que provoca una risa.
Ilusión que suelta una lágrima.
Lo irreverente es evidente en su acierto.
Y el cúmulo de colores busca dar un mensaje en su excentricidad.
Tiene algún sentido, alguna conexión?
Cuando todo se pierde aún mas en la maraña de imágenes,
de palabras absurdas y risotadas malintencionadas,
de declaraciones fervorosas y una verdad omnipresente;
el espíritu se exalta y pierde su pureza

Es aquella mi imagen, extraviada en ese lienzo surrealista?

4 de septiembre de 2010

Hoy te liberé

Siempre me vi las manos manchadas
y a mi corazón reposando en ellas.
Me perdía en su latir a veces acompasado
a veces arrítmico
como funcionando mal.
Sentía mis labios y degustaba un sabor amargo
que en lo profundo me llenaba de dulzura.
Mientras las memorias me envolvían
con un velo de ensoñación
el regocijo regresaba una vez más.

Siempre me veía cautiva en mi misma.
Pero un día te vi a ti.
Una mirada.
Me golpeaste con su intensidad.
Me conmoviste con tu odio.
Toqué mi corazón y lo sentí de piedra.

De pronto volvieron a mí memorias que no me pertenecían.
Sonrisas robadas que no eran reales.
Una caricia frustrada que se perdía en la lejanía.
Las ansias de escuchar una voz que nunca sonó.
De leer unas palabras que nunca llegaron.

Mientras nos mirábamos y las ilusiones regresaban.
Envolvían nuestras sonrisas las falsas convicciones.
Pero la bruma se disipó.
Y no nos reconocimos.
Nos odiamos.
Nos perdimos mutuamente y asesinamos los recuerdos.

Hoy te vi
y me di cuenta de que nunca antes te había visto.
Hoy me mostraste tu corazón cautivo
que tanto tiempo retorcí entre mis manos
mientras la sangre brotaba
y dejaba una mancha perenne.
Hoy me mostraste tu resentimiento.
Hoy me mostraste la manera en que te maté.

Hoy nos perdimos en un recuerdo que nunca existió.


Hoy te liberé.
Aunque nunca vuelvas a leerme.
Aunque nunca puedas verme realmente.

3 de septiembre de 2010

Brendan Perry - Eye of the Hunter (1999)



1. Saturday's child
2. Voyage of Bran
3. Medusa
4. Sloth
5. I must have been blind
6. The captive heart
7. Death will be my bride
8. Archangel

 
Primer disco solista de Brendan Perry, antiguo vocalista de Dead Can Dance. El nombre del álbum proviene de la canción Voyage of Bran, donde un personaje llamado Brendan canta: "I live by the river where the old gods still dream of inner communion with the open sea / Through the eye of a hunter in search of a prey, neither beast nor human in my philosophy."

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Corazón desnudo

El silencio nos envuelve una vez más.
Las horas pasan arrastrándose.
Te miro a los ojos y me veo reflejada en ellos.
Extiendo la mano para tocarte,
para acariciarte.
Pareces desvanecerte
y mi corazón se encoge.

Entonces tomas mi mano.
Siento la caricia de tus labios.
Me sorprendo de sentirte real,
de sentir tu piel.
Pero te veo lejano.
Yaces a mi lado y te escapas de mis brazos.

Quisiera poder abrazarte esta noche.
Besarte y susurrarte al oído.
Ver como duermes entre mis brazos.
Sentirte tan cerca y protegerte.
De ti mismo.
Mirarte a los ojos al despertar.
Envolverte.
Amarte.


2 de septiembre de 2010

Medusa



When all you have left are your memories
And diamonds and pearls for company
I'll be sailing to St. Lucia on the ocean breeze
With the moon and my scars for company

In your bedroom you keep an iron cage
Where a blackbird sings her freedom song
For you know the true value of having slaves
They sing the saddest of songs

Medusa you robbed me of my youth
Abandoned me on the tropic of solitude
Seducer of the shipwrecked and forlorn
You told me to undress
Then crowned my head with thorns

Medusa you robbed me of my youth
Abandoned me on the tropic of solitude
Seducer of the shipwrecked and forlorn
You told me to get dressed
Then turned my heart to stone
 


Let me search another heart to break it

Secuelas

Leo las palabras de un alma desgarrada.
Observo los trazos de un corazón furioso.
Me pierdo entre palabras contrastantes,
temores contradictorios y sentimientos encontrados.
Todos metidos en una pequeña caja
que oculta un misterioso agujero negro.


Hoy suspiro cansada
con las cicatrices sanas en mi espalda.
Ya no siento dolor,
solo el frío tacto de esa piel nueva
y el recuerdo que las envuelve...

Hoy me siento vacía, nuevamente.
Mientras mi memorias titilan
y mis sentimientos olvidados
intentan boicotearme,
engañarme y hundirme... como antes.

Hoy cierro los ojos y siento mi corazón palpitar.
Lo hace irregularmente, como si funcionara mal.
Mientras cada recuerdo regresa
y me veo lejana, casi irreconocible.

¿Acaso he sanado realmente?