23 de enero de 2011

Una pregunta

Mis manos sangrantes trazan un sendero tras mis pasos.
Amarradas las muñecas con una gruesa cuerda.
Ni siquiera las siento, no era consciente de ellas.
Veo hilos moverse y siento mi cuerpo acompasado.


Hilos y brazos, hilos y piernas.
Hilos y sonrisas, hilos y palpitar.


¿Siempre he sido manipulada así?


Es posible que yo haya aceptado ser usada,
para sanar viejas heridas y olvidar.
Un clavo más hundido en mis manos,
un nudo más a la cuerda que me aprisiona.


El chirriar de una puerta delata mi andar.
Mi caminata que no pasa desapercibida,
tampoco mi carencia de voluntad.
Jugando con los hilos,
continúo con la tragicomedia de hacerte sonreír una vez más.


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