Cuando el ruido asciende y el susurro muere
cierro los ojos y me pierdo en mi
la oscuridad es entonces el camino más claro,
la luz del sol daña mis sentidos
y en el vórtice de desequilibrio interior
encuentro mi piedra firme,
encuentro la medicina perfecta.
Perdida en esta ciudad gris
con ese algo inentendible que no logro descubrir qué es,
mi centro se desplaza a un costado,
mi todo se disuelve,
una nada sólida me envuelve.
AUXILIO.
16 de agosto de 2011
1 de abril de 2011
Exilio
Esta manía de saberme ángel,sin edad,sin muerte en qué vivirme,sin piedad por mi nombreni por mis huesos que lloran vagando.¿Y quién no tiene un amor?¿Y quién no goza entre amapolas?¿Y quién no posee un fuego, una muerte,un miedo, algo horrible,aunque fuere con plumas,aunque fuere con sonrisas?Siniestro delirio amar a una sombra.La sombra no muere.Y mi amorsólo abraza a lo que fluyecomo lava del infierno:una logia callada,fantasmas en dulce erección,sacerdotes de espuma,y sobre todo ángeles,ángeles bellos como cuchillosque se elevan en la nochey devastan la esperanza.
Alejandra Pizarnik
9 de marzo de 2011
Desvaríos
Pensando.
Sintiendo.
Perdiendo.
Encerrada en una ensoñación de nunca acabar.
Susurrando.
Latiendo.
Sangrando.
Un corazón que se niega a sanar sus heridas.
Algo crece en el interior.
Algo que es nada.
Un vacío asfixiante que se hace necesario y fatal a la vez.
Un estigma que se extiende en la carne,
que marca a fuego la piel ingenua.
Que enciende el delirio de una noche más.
Extrañando.
Pensando.
Esperando.
Un alma que se resiste a perder
lo que no ha tenido nunca.
Un anhelo que en su desvarío parece real,
se ve benigno y deseable.
Es sólo una gota más de veneno.
Es sólo un látigo más de castigo.
Es una pérdida más de un corazón que no tiene nada.
3 de marzo de 2011
Un sueño
Ella: ¿Tú me amas?
Él: Sí.
(Silencio)
Él: ¿Y tú a mi?
(Silencio)
Ella: Sí.
Ella: pero también a él.
Él: y yo a ella.
Ella: no quisiera hacerle daño...
Él: la amo demasiado...
Ella: es demasiado bueno conmigo como para merecérselo...
Él: nunca ha hecho nada que me enfadara...
Ella: es tan considerado...
Él: que no puedo perdonarme hacerle esto.
Ella: así que...
Él: sí...
(silencio)
Ella: entonces... Cuatro años ya.
Él: sí, desde que hablamos por vez primera.
Ella: y descubrimos...
Él: nuestro gran parecido.
(silencio)
Ella: te amo tanto...
(abrazo en silencio)
Él: siempre serás la dueña de parte de mi alma...
(Tras unos segundos, se separan, se miran desafiantes)
Ella:Entonces.. esto es lo que hay.
Él: sí.
Ella: No quiero decirlo.
(silencio)
Él: yo tampoco.
Él: duele.
Ella: Mucho.
(Sus manos se entrelazan un momento, luego asienten y se alejan unos pasos)
Ella: Así son las cosas.
Él: Así son, pues.
Ella: Adiós entonces.
Él: Adiós entonces.
(Con un ademán de dolor, se arrancan parte del corazón y lo tiran al suelo)
(Ella le mira, él la mira. Suspiran. Los trozos se unen en uno solo, y ellos se dan la vuelta y se pierden en la negrura)
FIN.
Autora: Lovecraftiana
De todas aquellas palabras que nunca se dijeron porque nunca hizo falta. De todas aquellas situaciones en las que uno se olvida de lo que es y lo que fue. De todas aquellas personas que nunca tuvieron futuro en común entre sí porque no pudieron herir ni comprender.
Es un sueño y una realidad.
Él: Sí.
(Silencio)
Él: ¿Y tú a mi?
(Silencio)
Ella: Sí.
Ella: pero también a él.
Él: y yo a ella.
Ella: no quisiera hacerle daño...
Él: la amo demasiado...
Ella: es demasiado bueno conmigo como para merecérselo...
Él: nunca ha hecho nada que me enfadara...
Ella: es tan considerado...
Él: que no puedo perdonarme hacerle esto.
Ella: así que...
Él: sí...
(silencio)
Ella: entonces... Cuatro años ya.
Él: sí, desde que hablamos por vez primera.
Ella: y descubrimos...
Él: nuestro gran parecido.
(silencio)
Ella: te amo tanto...
(abrazo en silencio)
Él: siempre serás la dueña de parte de mi alma...
(Tras unos segundos, se separan, se miran desafiantes)
Ella:Entonces.. esto es lo que hay.
Él: sí.
Ella: No quiero decirlo.
(silencio)
Él: yo tampoco.
Él: duele.
Ella: Mucho.
(Sus manos se entrelazan un momento, luego asienten y se alejan unos pasos)
Ella: Así son las cosas.
Él: Así son, pues.
Ella: Adiós entonces.
Él: Adiós entonces.
(Con un ademán de dolor, se arrancan parte del corazón y lo tiran al suelo)
(Ella le mira, él la mira. Suspiran. Los trozos se unen en uno solo, y ellos se dan la vuelta y se pierden en la negrura)
FIN.
Autora: Lovecraftiana
De todas aquellas palabras que nunca se dijeron porque nunca hizo falta. De todas aquellas situaciones en las que uno se olvida de lo que es y lo que fue. De todas aquellas personas que nunca tuvieron futuro en común entre sí porque no pudieron herir ni comprender.
Es un sueño y una realidad.
29 de enero de 2011
En busca del cielo - Cuento corto
"Allí en lo alto, donde brilla el cielo en la oscura noche. Donde el único sonido audible es el rugido de la madre. Allí me encontrarás."
Entonces cerraste los ojos. Y yo abrí los míos. Confusa en mi inocencia, te vi alejarte. Quise seguirte pero ella me abrazó. Lloraba y susurraba tu nombre. Tus enigmáticas palabras resonaban en mi cabeza y no entendía esa enorme sensación de vacío. No entendía el dolor. Sólo era capaz de entender tus brazos rodeándome con fuerza, jugando con mi cabello y riendo con las cosquillas que mis manitas te provocaban.
Salíamos en la noche y dormíamos en el bosque. Me enseñaste los curiosos nombres de las estrellas y se convirtieron en mis guías. El cielo nocturno cubierto de estrellas se transformó en el lienzo donde dibujábamos nuestros sueños, el escenario donde todo era posible. Y una noche en que paseábamos por un lugar muy alto, vimos brillar el cielo a lo lejos. Sonreías y la mirada se te extraviaba. Siempre deseabas tocar el cielo. Anhelabas habitar entre las nubes y poder tocar las estrellas. Vi admiración en tus ojos y aprendí a maravillarme con el cielo infinito que nos echa encima su furia.
Los árboles parecían a punto de ser desprendidos del suelo y se doblaban casi hasta tocar la tierra. Las gotas frías mojaban mi carita tensa, lo único cálido era tu mano aferrando fuertemente la mía, arrastrándome por el oscuro e inquieto bosque, buscando refugio de la ira de la madre. En una cueva oscura nos protegimos. Lloraba por el miedo, por la confusión. Pero tu sonreías. Mirabas la tormenta embelesado, ausente de todo. Me estrechabas con fuerza entre tus brazos, y mirando tu rostro relajado me dormí.

Y un día, me dijiste esas palabras que nunca dejé de oír en mi mente. Nunca volvía a saber de ti. Un día, decidí dejar mi existencia estática y comencé a buscarte.Allí donde la tierra parecía unirse con el cielo. En ese infinito e inalcanzable horizonte. Donde las montañas se pavoneaban entre las nubes. Veía el cielo estrellado brillar orgulloso, pero la madre siempre estaba calma. Una y otra vez mis solitarias noches se repetían, pero yo no lograda dar contigo. No lograba dar con la paz.
Fui sola, ya que nadie se atrevió a acompañarme. Me dijeron cosas desagradables a las que hice oídos sordos. Tomé mi mochila y fui a buscarte allá en lo alto, donde brillaba el cielo en la oscura noche. Donde el único sonido audible era el rugido de la madre. Allí te encontraría.
Acurrucándome en la cueva con una débil sonrisa en los labios, sentí algo puntiagudo que sobresalía de la nieve. Con las pocas fuerzas que me quedaban desenterré. Era una caja de metal, que contenía papeles y algunos objetos pequeños. Entre las luces intermitentes reconocí tus trazos. La madre me iluminaba y pude leer tus palabras. Lloré por vez primera desde que te marchaste. Finalmente te había encontrado. Cerrando los ojos, sonriendo de felicidad, dejé que la madre me envolviera en su eterna caricia.
26 de enero de 2011
Melancolía
Hasta el silencio tiene sus texturas
cuando se llena de mensajes coloreados,
se puede decir te quiero sin pronunciar una sílaba
y despedirte cuando está escuchándose hola.
Pero es imposible ocultar la melancolía
del que tiene sin tener toda la nada del mundo,
ni tampoco pueden apagarse de un soplido
las llamas que han quemado tan profundo
un bosque de abedules que no saben consumirse.
Rigaut.
23 de enero de 2011
Una pregunta
Mis manos sangrantes trazan un sendero tras mis pasos.
Amarradas las muñecas con una gruesa cuerda.
Ni siquiera las siento, no era consciente de ellas.
Veo hilos moverse y siento mi cuerpo acompasado.
Hilos y brazos, hilos y piernas.
Hilos y sonrisas, hilos y palpitar.
¿Siempre he sido manipulada así?
Es posible que yo haya aceptado ser usada,
para sanar viejas heridas y olvidar.
Un clavo más hundido en mis manos,
un nudo más a la cuerda que me aprisiona.
El chirriar de una puerta delata mi andar.
Mi caminata que no pasa desapercibida,
tampoco mi carencia de voluntad.
Jugando con los hilos,
continúo con la tragicomedia de hacerte sonreír una vez más.
Amarradas las muñecas con una gruesa cuerda.
Ni siquiera las siento, no era consciente de ellas.
Veo hilos moverse y siento mi cuerpo acompasado.
Hilos y brazos, hilos y piernas.
Hilos y sonrisas, hilos y palpitar.
¿Siempre he sido manipulada así?
Es posible que yo haya aceptado ser usada,
para sanar viejas heridas y olvidar.
Un clavo más hundido en mis manos,
un nudo más a la cuerda que me aprisiona.
El chirriar de una puerta delata mi andar.
Mi caminata que no pasa desapercibida,
tampoco mi carencia de voluntad.
Jugando con los hilos,
continúo con la tragicomedia de hacerte sonreír una vez más.
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